El gobierno ajusta en turismo

El momento económico que comienza hoy puede deparar más malas que buenas noticias para el gasto de las familias argentinas. El tan mentado “después del 27 de octubre (27-O)” llegó, y con él, el turno de la toma de decisiones antipáticas en una administración que siempre hizo de evitar costos políticos un estilo de gestión. Pero las urgencias fiscales y de escasez de divisas tienen cara de hereje, y hay consenso en el diagnóstico oficial de que “algo hay que hacer” en dos frentes sensibles para los hogares: los viajes fuera del país y el costo de la energía.

Por eso, hoy ya queda abierta la puerta para, por un lado, que se encarezcan de alguna forma los paquetes turísticos a Miami, el Caribe o Europa, que han sido furor desde la instalación del cepo al dólar, en noviembre de 2011. Sin la chance de comprar divisas, todo lo que se pudo pagar con tarjeta al tipo de cambio oficial se volvió irresistible, y en primer lugar picaron los vuelos, hoteles all inclusive y tours de compras. Así, el turismo le resta alrededor de US$ 600 millones por mes a las reservas, por lo que cómo frenarlo se ha convertido en objeto de análisis permanente en la Casa Rosada.

Las recetas son muchas. “Las opciones son desdoblamiento, aumentar la alícuota actual de adelanto de Impuesto a las Ganancias o crear un impuesto al turismo”, afirmó Agustín D’attellis, asesor del Palacio de Hacienda. “La alternativa de restringir el gasto con tarjetas en el exterior la descarto”, apuntó. Hoy se paga un recargo del 20% que podría elevarse. El viceministro de Economía, Axel Kicillof, y el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, ya prometen a agencias de viajes que puede venirse un “dólar turista” formalizado, para que los turistas dejen de cambiar sus divisas con arbolitos y así nutran de dólares y euros al Banco Central.

Por otro lado, el otro gran intríngulis que tiene en carpeta resolver el Gobierno es el despilfarro energético, que repercute en el balance cambiario por los más de US$ 10 mil mllones que salen por compra de combustibles importados. La alternativa que ya cuenta con estudios técnicos previos es la de recortar subsidios al consumo energético en los hogares de más altos recursos, para desalentar su consumo y bajar así la necesidad de traer gasoil y fuel oil, todo mientras maduran inversiones en yacimientos como Vaca Muerta.

Kicillof es partidario del tema, y en la Secretaría de Energía ya tienen todo listo para ponerlo en marcha de manera amplia, luego del intento abortado a comienzos de 2012, cuando la tragedia ferroviaria de Once volvió inviable políticamente salir a encarecer los servicios públicos.

Las noticias bajón que esperan a la población están en carpeta y son celebradas por parte del establishment como forma de un “service” necesario para el modelo. Pero las internas sin solución con Cristina en reposo dejan un margen de duda sobre cuándo pueden concretarse.

Fuente: Jairo Straccia, Diario Perfil

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