“Siempre fue un emprendimiento familiar, y en esta situación difícil también opinó toda la familia”, cuentan Roxana y Eduardo, titulares del salón de fiestas funense Lomas de Ávila, que el último fin de semana apostó a reconvertirse en patio cervecero bajo el nombre “Dalton Beer Bar”.
Durante más de 15 años se celebraron centenares de cumpleaños, casamientos y grandes eventos en la ochava de Ruta 9 y El Ceibo, a la altura de Garita 5. El 2020 los encontró siendo parte de uno de los rubros más golpeados por la crisis económica que trajo aparejada las medidas restrictivas motivadas por la pandemia de Covid-19. Sin festejos pero con una inmensa estructura en medio de un jardín y con una excelente ubicación que pese a las dudas, supieron aprovechar.
Los hijos del matrimonio fueron los que impulsaron a sus padres a animarse a reconvertirse en un patio cervecero mientras se extiendan las restricciones. Así abrieron el último viernes “Dalton”, una nueva opción gastronómica en la vecina ciudad que inaugura una temporada prometedora.
“Queríamos abrir pero abrir con toda, así que apostamos a invertir todo lo necesario para que el salón se convierta en bar”, explica Roxana y enumera el nuevo mobiliario que nada tiene que ver con el de los clásicos festejos, y que se adapta a la propuesta de cervecería en un entorno rodeado de verde. Canillas cerveceras, luces nuevas y un flamante set al aire libre para que cada noche se aposte un DJ a hacer música en vivo. “La gente está ávida de juntarse, y aprovechamos que al parecer Funes va a tener un verano muy bueno, que mucha gente viene y muchas se quedan, por lo que nuestra idea es abrir de martes a domingo cada noche, a partir de las 19.30 horas, como una opción de bar más”.
“El rubro de eventos está muy mal y es doloroso ver que haya tantas fiestas clandestinas, que abran los casinos, que la gente cruce a la isla a una fiesta y mientras tanto otros sin poder trabajar. Nosotros en este caso teníamos muchas cosas a favor, pero hay muchos salones que no tienen parque y se quedan sin la posibilidad siquiera de aprovechar su espacio”, lamentó.
Viendo que la necesidad de encontrarse en espacios donde se garanticen los protocolos se convirtieron en una necesidad, decidieron escuchar la idea que les traían los menores de la familia.
“No fue fácil decidir, manejar un bar es muy distinto a administrar un salón en donde uno trabaja con previsión”, cuenta Roxana y explica que fueron sus hijos los que les propusieron la idea y quienes los llevaron a conocer un montón de otras cervecerías para ver el funcionamiento. Así pensaron una carta acorde, donde las tablas, papas bravas, rabas y rebozados son el perfecto acompañamiento de las más ricas cervezas tiradas. Comida, bebida y un DJ en vivo con sonido del Chill Out fue la apuesta de la familia. El combo perfecto para lo que consideran un bar con todo lo que debe tener.