Van Den Broek: “La seguridad laboral está sobrevalorada”

De visita en Rosario, el ejecutivo habló de las necesidad de que las personas, las empresas y los gobiernos se preparen para un cambio “drástico” en el mundo laboral

Según Jacques Van Den Broek, “la seguridad laboral está sobrevalorada”. El CEO global de la consultora Randstad visitó las oficinas de la compañía en Rosario, y recibió a ON24 para conversar acerca de la nueva óptica que los actores del mercado deben asumir ante las profundas transformaciones que suceden en el mundo del trabajo. ¿Asistimos al final de las relaciones laborales tal cual las conocemos?

Existe una biblioteca optimista y otra pesimista acerca del impacto de la digitalización y la robotización, ¿cuál es su posición y qué dimensiones tiene?

En nuestra opinión no va a ser tan malo. Cuando uno piensa en un trabajo, el 70% de las tareas pueden ser automatizadas; si uno lo ve desde ese punto de vista, existe un riesgo, pero lo cierto es que creemos que va desaparecer un empleo de cada seis. La mayoría de los que van a desaparecer no son aquellos de la parte más baja de la pirámide, sino los de la parte media, los que tienen rasgos muy repetitivos: puestos administrativos, gerencias de menor nivel en la banca, en el Estado.

Hay que estar alerta porque la gente que tiene estos trabajos se siente segura, pero esa seguridad no es tan cierta. Lo que va a suceder es que el 70% de la tareas van a cambiar, si no pensamos en esto nos vamos a encontrar con una sorpresa. Por ese motivo, trabajamos con muchas compañías con las que intentamos identificar qué grupo de trabajadores precisan capacitación para el futuro, y cuáles hoy no tienen entre sus filas pero sí van necesitar. Es fundamental una perspectiva de largo plazo.

La seguridad y a cobertura social es un punto importante en el debate, ¿qué pasará con el trabajador en relación de dependencia que quizás tenga que migrar a otro empleo sin esos beneficios?

La seguridad laboral no es una responsabilidad del empleador, somos nosotros los que debemos preocuparnos por nuestra seguridad, desarrollando las capacidades necesarias para seguir siendo competitivos en el mercado. La seguridad laboral está sobrevalorada, y la importancia de adquirir nuevas habilidades está – en cambio- poco valorada.  Hay que prepararse para un cambio drástico a nivel laboral y tener absoluta certeza de cuáles son nuestras capacidades.

En Randstad tenemos una herramienta que funciona como un lector de las capacidades del empleado, que ayuda a la empresa a hacer una colocación en caso de que esa persona pierda el trabajo, y cada vez más personas recurren a ella. Por ejemplo, una persona que ha sido gerente de un banco, con personas a cargo, si llega a perder su puesto puede reinventarse como profesor, dado que se requieren competencias similares de conducción y manejo de grupos. Se precisan cada vez más instrumentos de coaching para explorar otras opciones en las que pueden tener potencial si llega un cambio.

A su vez, es importante saber trabajar con las manos, con la personalidad y la mente. Hay muchas tareas, sobre todo las que requieren de contacto humano, que la inteligencia artificial no puede reemplazar.

¿Hay una brecha entre el grado de avance que tiene el sector público y el privado respecto a estos temas?

En el sector privado no hay opción, porque si no te adaptas desaparecés. Cambiar es difícil en todos lados, pero para poder resolver los problemas el sector público y el privado deberían  trabajar juntos mucho más. Hay que ayudar al Estado a encontrar y desarrollar el perfil de recursos humanos que se precisa y a modernizar los contratos laborales; el sistema tiene que ir cambiando para dar cobertura y seguridad social, no por área, sino por la condición de ser trabajador.

En los países donde no hay colaboración entre el sector privado y el público es donde se ven las mayores tasas de desempleo, y sus principales víctimas son los jóvenes.

Los fenómenos migratorios han puesto en discusión variados aspectos, entre ellos, la flexibilidad de los mercados laborales para absorber a los inmigrantes sin conflicto, ¿se puede?

Lo principal es tener una política de inmigración, como la tienen Canadá y Australia, que pensaron es sus mercados laborales. Europa y América Latina no la tienen.

Por supuesto que hay que ocuparse de las personas que huyen de las zonas con violencia, pero cuando uno escucha a ciertos políticos, como Donald Trump, transforman el problema en algo más grande de lo que verdaderamente es. Además no tiene sentido, ya que tanto Estados Unidos como Latinoamérica han sido construidos sobre la base olas migratorias.

Hay muchos que dicen que los inmigrantes les quitan sus empleos, pero lo cierto es que-según una encuesta reciente en el Reino Unido-  los inmigrantes toman los empleos que los ciudadanos británicos no quieren. Las opiniones son malas, los hechos no tanto. Hay que sentarse a buscar soluciones, por ejemplo, en Holanda se hizo una análisis en la que se precisan 100 mil personas por año durante los próximos diez años en los sectores de salud, educación y tecnología, sino no podrá seguir creciendo. Por eso motivo debe pensar en una política migratoria acorde a esas necesidades.

¿Los millennials son un desafío diferente para el mercado de trabajo respecto a otras generaciones?

Cada nueva generación tiene una inserción particular, y los millennials no son diferentes en ese aspecto. Hay que pensar que la población en el mundo laboral va de los 18 a los 67 años, y un tercio son freelancers. Los más jóvenes quieren gratificaciones rápidas, participar de proyectos interesantes, no reciben muy bien las críticas, y son flexibles; mientras que los más grandes son más estructurados y jerárquicos, pero no cuentan con todas las habilidades digitales que los jóvenes sí. Lo bueno para una empresa es generar una mezcla entre ambas generaciones.

REDACCIÓN ON24

Por Mariano Fortuna

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