La “fraternidad empresarial” en Rosario quedó atrás, al menos en la dirigencia que impulsa las entidades que nuclean a sus asociados. Lo que comenzó como una elección institucional en la Federación Gremial de Comercio e Industria terminó desatando una feroz interna de poder que hoy expone grietas, pases de factura y acusaciones cruzadas entre dirigentes históricos.
La victoria de Eduardo Maradona y el desplazamiento de Edgardo Moschitta no sólo marcó un cambio de conducción, sino abrió una disputa que ya trasciende lo local y salpica a entidades provinciales y nacionales.
El conflicto se profundizó con la creación de la Confederación de Comercio y Servicios de la Provincia de Santa Fe, presentada en la Asociación Empresaria de Rosario y anunciada, al menos públicamente, con respaldo de entidades de peso como CAME y la Cámara Argentina de Comercio (CAC).
Sin embargo, la Federación Gremial de Rosario, una de las estructuras más representativas del sector, con más de 50 cámaras bajo su órbita, quedó fuera del armado. Paradójicamente, quien sí habría participado fue el ex presidente Moschitta, ahora alineado a la nueva Confederación y señalado como portador del supuesto aval de la CAC.
Ahí apareció el primer cortocircuito serio: según trascendió, la FECOI envió una dura nota a la Cámara Argentina de Comercio reclamando explicaciones por el apoyo político e institucional a Moschitta, derrotado un año atrás en las urnas.
La respuesta de la CAC fue, puertas adentro, un baldazo de agua fría: negó cualquier participación en la Confederación santafesina y desmintió haber respaldado políticamente a Moschitta. Más aún, aclaró que el dirigente se presentó en representación de la Cámara de Comercio Exterior de Rosario, entidad que también integra FECOI.
El enojo en los pasillos de la Federación local es total, no sólo por la desmentida pública que deja mal parado a Moschitta, sino porque, según interpretan, un socio histórico habría jugado a dos puntas, debilitando la posición institucional del espacio. Por este mismo hecho desde la entidad intentaron expulsarlo a Moschitta de la institución, algo que por el momento no se consumó.
Incluso algunos empresarios pusieron el grito en el cielo y hablan de “aprietes” para dejar de pertenecer a la Federación Gremial y sumarse a la Asociación Empresaria de Rosario (AER) que sigue bajo el ala de Ricardo Diab, quien a principios de este año asumió al frente de la Confederación de la Mediana Empresa (CAME). “Hay llamados recurrentes. Quieren fortalecer la AER a tal punto que ya no les cobran cuota a quienes se asocian”, aseguran.
DENUNCIAS Y CRÍTICAS
Al momento de la formación de la nueva Confederación a nivel provincial, el propio Eduardo Maradona salió a marcar territorio y cuestionó duramente que la Federación haya sido excluida del lanzamiento de la Confederación: habló sin rodeos de “una decisión política” que desconoce la verdadera representatividad del comercio santafesino.
En medio de un clima caliente por donde se lo mire, desde la FECOI ponen la mira en un terreno aún más sensible: el manejo de los fondos del INACAP. Mientras a nivel nacional se da el debate por el aporte obligatorio, desde la Federación dejaron trascender que esos recursos, destinados a capacitación, podrían estar siendo utilizados para gastos sociales o eventos institucionales.
De hecho, producto de esta interna, la entidad que dirige Maradona hoy percibe menos del 50 por ciento de esos fondos que recibía en diciembre de 2024, previo a las elecciones que lo pusieron al frente.
Con acusaciones, desmentidas y pases de factura, la grieta empresaria rosarina está lejos de cerrarse. Lo que está en juego no es sólo quién conduce, sino quién representa realmente al sector y cómo se administran recursos millonarios. Por ahora, la novela sigue sumando capítulos, sin un futuro claro.





























