La automatización empieza a ganar espacio en la gastronomía argentina. En Mercado Libre ya se encuentra a la venta un robot mozo autónomo, diseñado para transportar pedidos dentro de restaurantes, bares y cafeterías, con capacidad para trabajar largas jornadas sin intervención humana y sin necesidad de propina.
El equipo, identificado como robot mesero láser autónomo, tiene un precio publicado de $14.243.350, lo que lo ubica como una inversión significativa, pensada principalmente para negocios de alto volumen de clientes, cadenas gastronómicas o locales que buscan diferenciarse a través de la tecnología.
Según la descripción del producto, el robot puede operar hasta 16 horas continuas y permanecer 24 horas en modo espera, lo que lo vuelve apto para jornadas extensas y turnos rotativos. Está equipado con sensores Lidar, infrarrojos y táctiles, que le permiten detectar obstáculos, evitar colisiones y desplazarse con precisión entre mesas y personas.
Además de cumplir una función operativa, el dispositivo apunta a mejorar la experiencia del cliente. “Los clientes suelen sorprenderse y disfrutar la interacción con un robot, elevando la percepción del negocio”, señala la descripción comercial del producto. En ese sentido, el robot no reemplaza la atención humana, pero sí se encarga de las tareas repetitivas de traslado, liberando al personal para la atención directa.
Casos reales
Aunque todavía no es una tecnología masiva, ya existen experiencias en Argentina donde este tipo de robots funcionan en contextos reales. En Mendoza, un café de Luján de Cuyo incorporó un robot que lleva pedidos a las mesas, generando curiosidad entre los clientes y una fuerte repercusión en redes sociales. En San Juan, una estación de servicio sumó un robot mozo para el servicio de cafetería, como parte de una estrategia de innovación y diferenciación.
Estos casos muestran que la tecnología ya está disponible y operativa en el mercado local, aunque su adopción todavía está en una etapa inicial, condicionada por el costo de inversión y el tipo de establecimiento.
En Punta del Este, un restaurante gastronómico presentó un robot llamado Caio que no solo distribuye alimentos y bebidas por el salón, sino que también puede interactuar con clientes con funciones adicionales como frases relacionadas con el menú y funciones lúdicas. Si bien esta experiencia está fuera de las fronteras argentinas, es un ejemplo de cómo la región está experimentando con esta tecnología en contextos reales de atención al público.
¿Inversión o curiosidad tecnológica?
Con un valor que supera los 14 millones de pesos, el robot mozo se posiciona más como una herramienta estratégica para negocios de alta rotación que como una solución generalizada para el sector gastronómico. Sin embargo, en un contexto de dificultad para conseguir personal, aumento de costos laborales y búsqueda de eficiencia operativa, este tipo de desarrollos empieza a ser observado con atención por empresarios del rubro.
Por ahora, el robot no pide propina, no se cansa y no falta al trabajo. La pregunta que empieza a instalarse en el sector es si, con el tiempo, estas máquinas dejarán de ser una novedad para convertirse en parte habitual del servicio gastronómico argentino.




























