Quiere facturar U$S 1.000 M vendiendo muñecos de moda

Capitán América, Batman y Jon Snow. No hay franquicia pop de la que Funko no tenga los derechos para desarrollar sus característicos muñecos y ese fue uno de los pilares para el crecimiento de esta compañía. Nació en 1998 en Snohomish, Washington, como una empresa dedicada a desarrollar bobbleheads, los famosos muñecos cabezones. Sin embargo, fue bajo la administración de su actual CEO, Brian Mariotti, que logró un crecimiento exponencial en el mercado. Historia, claves y futuro de la compañía que busca disputarle el liderazgo a Lego y Hasbro y aspira facturar U$S 1.000 millones para 2022.

El comienzo del nuevo milenio encontró a Mariotti trabajando en Universal Studios junto a su esposa. Unos años antes había decidido vender su gran colección de dispensers de caramelos austríacos Pez –customizados siempre con el rostro de alguna figura de la cultura pop– para comprar una casa donde vivir con su familia. Durante una caminata pasó por una tienda y quedó maravillado con los bobbleheads de Los Picapiedras que estaban en la vidriera. No solo compró ocho de ellos, sino que se puso en contacto con el dueño del negocio para conocerlo. Así, Mariotti se encontró con Mike Becker, fundador de Funko, que en 2005 le vendió su empresa, según el relato del propio ejecutivo a Seattle Met.

Con una inversión de US$ 35.000, Becker desarrollaba muñecos y alcancías de personajes retro de la televisión, aunque su primer producto fue la mascota de una cadena de hamburguesas llamada Big Boy. Cuando Mariotti adquirió Funko, la empresa facturaba US$ 800.000 y el 90 por ciento de sus productos eran comprados por hombres; 12 años después, el 52 por ciento de sus ventas son a mujeres y estima que en 2016 tuvo ingresos por US$ 425 millones. La clave: ¡los Pop!

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