Las ventas trimestrales del iPhone superan el PBI de Costa Rica

Tim Cook escapó de la sombra de Steve Jobs, después de que Apple presentara esta semana los mejores resultados en la historia corporativa mundial. Las cifras de su primer trimestre fiscal (cuarto del año natural), que coinciden con la temporada de compras navideñas son, como dijo el propio consejero delegado, difíciles de comprender hasta para él. Se cojan por donde se cojan, están llenas de récords: un beneficio de 18.000 millones de dólares (16.076 millones de euros), ventas de 74.600 millones y una pila de efectivo de 178.000 millones.

Apple, el Midas corporativo – Con la caja de efectivo podría comprar Disney, VISA o el Santander

Los números hicieron girar los ojos en Wall Street y dejaron en ridículo a los inversores que jugaban en la víspera a la contra en el mercado de opciones. Es como si Apple convirtiera en oro todo lo que toca. Y como al rey Midas, eso le crea un enorme problema a la hora de poner a trabajar la liquidez que genera. Si ese exceso de capital se separara en una compañía independiente, sería más grande que Intel, IBM, Cisco Systems o AT&T, que Bank of America, Citigroup, Visa o MasterCard, o que Disney. Podría comprar también PepsiCo o tres Ford Motors.

Apple genera mucho más dinero del que puede gastar. Si lo que se mira son a sus competidores, con ese efectivo podría comprar juntas rivales como Amazon y Netflix. O intentar completar su ecosistema con Uber, Tesla, Twitter, Dropbox, Airbnb y SpaceX, y aún así le sobrarían varios miles de millones. Por no dejar de mencionar a LVMH, Swatch, Fossil y Movado si lo que busca es reforzar el negocio del Apple Watch, que saldrá a la venta en abril.

Donde no está muy presente la firma de Cupertino es en las redes sociales. El colchón de liquidez no le da aún para comprar Facebook, pero sí que podría hacer una combinación de Twitter con otras plataformas tan populares como LinkedIn, Snapchat y Pinterest. Eso costaría unos 66.000 millones. El juego de posibilidades es múltiple con una masa de efectivo que supera el producto interior bruto de Marruecos y que triplica el de Lituania.

La firma electrónica de Cupertino es de lejos la mayor compañía cotizada en Wall Street, con un capital bursátil de 635.000 millones de dólares. Le siguen Exxon Mobil (385.000 millones) y Google (352.000 millones). Solo Apple representa el 3% de todo el S&P 500, que integra a las mayores empresas de Estados Unidos. El peso del fabricante de los ordenadores Mac es tan grande que equivale al de las 96 compañías que están más abajo en el índice que representa el poder del universo corporativo estadounidense.

La grandilocuencia de su cuenta de resultados no cesa cuando se desmenuzan los números. La cifra de negocio del primer trimestre fiscal de Apple es 15 veces mayor a la que tuvo Starbucks en el mismo periodo de compras navideñas ó 23 veces más que el de Facebook, por no decir que multiplica por 50 el ingreso de Netflix. O la mitad de la fortuna personal junta de Bill Gates, el fundador de Microsoft, y de Amancio Ortega, patrón de la textil española Inditex, propietaria de Zara.

Este espectacular rendimiento se explica por un solo producto: el iPhone, que representa el 68% de las ventas. El teléfono interactivo aportó a Apple ingresos por valor de 51.200 millones de dólares en el trimestre. El volumen de negocio del iPhone es tan grande que supera la facturación anual de gigantes corporativos como Cisco, Disney, Goldman Sachs o McDonald’s. Si lo que se toma como referencia es un país, supera el PIB de Costa Rica, Eslovenia o Túnez.

Las cuentas del trimestre son las primeras que incluyen la sexta generación del teléfono. Apple se había aferrado a un modelo con pantalla más pequeña a la que comercializaban desde hace años rivales como Samsung o LG. Pero Cook cedió a un dispositivo que se acerca más a la dimensión de una tableta, aunque eso le comiera ventas al iPad. Apple vendió 74,5 millones de unidades del iPhone en solo tres meses, cinco millones menos que todos los que Nokia ha vendido de su modelo Lumia en su historia. Suponen 34.500 unidades a la hora y si se pusieran todos en línea superaría en distancia a la Estación Espacial Internacional.

Desde 2007, año en el que salió a la venta el primer iPhone, Apple ha vendido 1.000 millones de dispositivos, incluyendo el reproductor de música (iPod) y la tableta (iPad). Eso le mete en un club muy reducido, del que forman parte Elvis Presley y los Beatles con más de mil millones de discos vendidos.

Apple es una compañía muy opaca, y eso vale también para la manera en la que mueve el efectivo. A comienzos de mes adquirió Semetric, una firma especializada en el análisis de música, y el pasado septiembre la revista digital Prss. Suelen ser operaciones más bien pequeñas, que le sirven para tapar pequeños huecos en su estructura de negocios y no le dan muchos quebraderos para ejecutar las operaciones.

La compra en agosto de Beats, por la que pagó 3.000 millones de dólares, fue más bien una excepción en la norma porque en lugar de adquirir tecnología se estaba haciendo con una marca. Todavía está por ver cómo va a integrar el negocio de auriculares y su plataforma musical. Lo esperado es que Apple siga utilizando parte de ese ingente efectivo para innovar.

Entre tanto, ese dinero que fluye se va distribuyendo por todo el mundo para reducir la carga fiscal. Lo más probable será que continúe compensando la lealtad de los inversores con la recompra de acciones y el reparto de dividendos. Es lo que le reclaman activistas como Carl Icahn. También, como bromeaba un analista de Standard & Poor´s, podría dar 556 dólares a cada estadounidense.

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