Apple busca su nuevo caballo ganador

Imagínese esta escena: Tim Cook está nervioso. Le sudan las manos. Toda la sala de juntas observa, a la espera de su anuncio rompedor. El iPhone 7 decepcionó a las masas. La actualización de los MacBooks sólo añadió una fila de botones inteligentes. Podría volver a hacer grande a Apple, pero se está quedando en blanco. 

Se quita las gafas. Se masajea el puente de la nariz. Y le llega la inspiración. “Gafas”, piensa para sí, continúa: “La gente no compra relojes, pero por mis narices conseguiré que compre gafas”.

Esa es la escena que uno se imaginar que pasó después de leer un artículo de Bloomberg que afirma que Apple está considerando la idea de desarrollar gafas digitales. Según nos han informado, las gafas “se conectarían con los iPhones de forma inalámbrica, mostrarían imágenes y otras datos dentro del campo de visión del usuario y podrían emplear la realidad aumentada (RA)”. 

Con el maltrecho proyecto Glass, Google intentó la idea funcionara y fracasó. Lanzadas en abril de 2013 y ofrecidas luego como parte de un “Programa de Exploradores” por la principesca suma de 1.400 euros, el proyecto se paralizó como producto comercial en 2015. Aparte de resultar ridículamente caras y aberrantes para los defensores de la privacidad, tal vez su mayor fracaso fuera el de intentar reinventar el futuro mucho antes de que el público estuviera preparado.

Aquí es donde Snap entró en escena, con sus Spectacles con funciones más limitadas. Las gafas, que parecen unas Ray-Ban, permiten a los usuarios grabar vídeos, transferirlos a su smartphone vía wifi o Bluetooth y después publicarlos en Snapchat. Y ya está.Sencillas y, por lo visto, atractivas: la semana pasada se lanzó una venta limitada de las gafas y los millenials las están saqueando. 

¿En qué lugar se posicionaría la oferta de Apple? Sin duda serían sofisticadas y estilosas, algo que James Bond podría llevar si le fallara la vista, no como las de Snap, que parecen más pensadas para el estilo de Lady Gaga. También serían más caras. Pero es poco probable que el mercado para las sencillas gafas grabadoras de vídeo de Snap se masifique al nivel que Apple necesitaría si quisiera convertir las suyas en su próximo caballo ganador.

En su lugar, el dispositivo podría ser un vehículo para la realidad aumentada. No es ningún secreto que Apple ha estado experimentando con la realidad virtual (RV) y la RA. Un aluvión de patentes, contrataciones, adquisiciones y reconocimientos del propio Cook sugieren que Apple cree que la RA resultará más atractiva para los consumidores que la RV. 

Apple bien podría estar preparando algo muy emocionante: una versión en miniatura del Hololens de Microsoft o el Smart Helmet (casco inteligente) de DAQRI. Aunque Pokémon Go abrió el apetito del público por la RA, su gran oportunidad aún no ha llegado. Apple podría proporcionarla. 

La otra posibilidad sería una nueva versión del Apple Watch. El primer producto no consiguió captar el interés de los consumidores de dispositivos, y su vuelta de tuerca para convertirlo en una especia de rastreador de fitness no parece haberle aportado mucho atractivo. 

Si finalmente Apple sí desarrolla unas gafas inteligentes, tendrá que asegurarse de que sea un producto que abra nuevas posibilidades para los consumidores. Una cámara de vídeo y una pantalla de notificaciones no bastarán. Tendrán que ayudar a la gente a ver el mundo de manera distinta, literalmente. No la pifie, Tim. 

 

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