Obesidad: de epidemia a pandemia

¿De qué hablamos cuando decimos “Diabetes”?

Una de los grandes problemas que hay en la sociedad tiene que ver con la diabetes. Antes existían, bien divididos, la Diabetes tipo 1 y 2, la Diabetes Tipo 2 se producía por los malos hábitos, sedentarismo, exceso de peso y era una enfermedad que con el tiempo se iba desarrollando. La 1, es una problemática genética, los chicos no producen insulina y hay que suplementarla. En el caso de la tipo 2, el paciente se va quedando sin insulina. Entonces, proponemos dietas, actividad física, para mejor el funcionamiento del páncreas y con medicación tratamos de solventar ese páncreas. Nosotros sabíamos que el diabético tipo 2 era el gordito y el tipo 1, el flaquito.

Ahora bien, el gran problema que estamos teniendo ahora es que hay muchos niños que ya están creciendo con obesidad. Entonces nos encontramos con más cuadros de Diabetes Tipo 2, es decir, creada por obesidad, sedentarismo y malos hábitos alimenticios. Consecuentemente, está presente en niños cada vez a más temprana edad.

Actualmente, nos estamos asustando porque nuestras nuevas generaciones ya nacen enfermas. Cuando hablamos de obesidad en niños no es un problema banal, estamos viendo toda una generación que nace diabética principalmente por los malos hábitos. Y ahí, nos encontramos con un gran desafío ya que es un cambio familiar el que hay que realizar. Porque forma parte de hábitos en el hogar y, también, en la escuela donde sólo realizan actividad física curricular una hora a la semana y meriendan snack o pizzas a las 11 de la mañana.

¿Es reversible?

No, es irreversible. Si no se desarrolla la obesidad, se puede prevenir.  La diabetes y la obesidad son la cara de una misma moneda. El paciente obeso puede ser diabético casi en un 90 por ciento. Y si, sumado a esto, una niño se enferma de obesidad a temprana edad va a correr los riesgos de contraer enfermedades cardíacas, articulares, intestinales, hepáticas, mayor cantidad de cáncer, ese es el gran cambio que hoy estamos viendo. En la actualidad, asistimos a niños con Diabetes Tipo uno y dos, obesos.

¿Cómo detectarla en niños? ¿Es diferente en adultos?

El diagnóstico se hace con un Análisis Clínico y de Laboratorio. El procedimiento es exactamente igual. El problema entre el diagnóstico a un niño y a un adulto, es que el primero va a vivir mucho más tiempo enfermo. La diferencia radical está en la cantidad de tiempo que su cuerpo, arterias y otros órganos necesarios para el funcionamiento diario están sufriendo.

En nuestro caso, para concientizar usamos un slogan de campaña de la ex Primera Dama de EEUU, Michelle Obama que dice que nuestras nuevas generaciones van a vivir menos que nosotros, por la Diabetes.

¿Cómo se concientiza sobre sus efectos?

Las tareas de concientización y comprensión de su gravedad están dirigidas a los adultos, son ellos quienes deben re educar a los niños porque éstos no tienen conciencia de lo que significa. Un niño se puede sentir más o menos discriminado por su obesidad, puede estar incómodo, pero el adulto es el que tiene que cambiar los hábitos alimenticios. Los adultos responsables de los sistemas de educación tienen la tarea de pensar jornadas de actividad física que enfrenten esta realidad.

¿Qué características presenta esta enfermedad?

En la cotidianeidad de un niño o adolescente, la mala alimentación es muy común. Comenzando en la escuela, con meriendas poco nutritivas y falta de educación física. Luego, continua en la casa, donde sus padres generalmente trabajan ambos y no reparan en una alimentación saludable. Yo tengo pacientes que me relatan que comen de lunes a viernes snack, continuamente, y milanesas.

Es importante tratar a la familia, que es un equipo. El enfermo es el niño, y la familia tiene que acompañarlo, no diferenciarlo. Muchas veces escuchamos “Le doy una dieta a él y nosotros comemos otra cosa”. Eso no ayuda, en el Servicio de Nutrición trabajamos con esa premisa, de lo que se trata es de cambiar los hábitos de toda la familia.

En mi caso, atiendo a adultos. Cuando yo le doy una pauta de alimentación a un paciente le indico que esa dieta la tiene que hacer todo su grupo familiar y así proteger a sus hijos también.

¿Cómo acompañar a un niño y/o adolescente con Diabetes?

Primero hay que educar a los padres sobre qué es la enfermedad. Y luego, en el caso del niño o adolescente, tenemos la tarea de explicarle de qué se trata esta enfermedad y cuáles son los riesgos de la misma.

Los profesionales, necesitamos que los padres tomen conciencia de los riesgos y, a partir de eso, empezamos a accionar. Nosotros preguntamos sobre las acciones que están dispuestos a realizar. Si se van a involucrar, y cuánto. Qué hábitos están dispuestos a modificar, entre otros. Lo importante es incorporar actividades que les gusten a los niños, no hay que forzar, puede ser comenzar algún deporte en un club. Tienen que ser actividades que les resulten divertidas y así, incorporarlas como partes de su vida.

En relación a la alimentación, empezar con el ABC. El niño tiene que desayunar, y no gaseosa con snack. Un desayuno nutritivo antes de ir a la escuela, o realizar este en el primer recreo. La tarea principal es ordenar al niño o adolescente en una rutina que incluya desayuno, almuerzo, merienda y cena. Esta dinámica básica, hoy no existe.

Fuente: Dra. Tamara Cudi, Jefa del Servicio de Nutrición de Grupo Gamma

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