Sin rosarinos entre los mejores golfistas ejecutivos

A 30 kilómetros al sur de la Capital Federal, en el partido de Berazategui, se encuentra Ranelagh, localidad conocida por ser la cuna del mejor golfista de la historia argentina, Roberto De Vicenzo. “Me llevaba a verlo practicar desde que yo tenía 8 años. Él estaba en su apogeo aún y yo iba a la escuelita de chicos en el club”, cuenta David Gurfinkel (46), socio del estudio Allende & Brea, quien, con solo dos golpes de hándicap, lidera el ranking de CEOs golfistas que elabora todos los años APERTURA. 

Empezó a los ocho años. A los 11, sacó hándicap y, desde los 15, no pasa los cinco golpes. “Normalmente, estoy entre 0 y 3. Depende de cómo esté jugando”, explica el abogado, en el bar del driving de Costa Salguero, donde, cada viernes, a la noche, toma clases para seguir mejorando. Su rutina semanal se completa el fin de semana. Sábados y domingos los destina al golf, casi siempre, en el Ranelagh Golf Club de sus amores. También, participa de un circuito, en el que juegan aficionados de entre 30 y 55 años. “Ahí, puedo competir y eso me motiva para no amesetarme”, señala.

El golf lo marcó a tal nivel en su vida que le permitió conseguir trabajo y conocer a su mujer. “Poco después de recibirme, y mientras trabajaba en Tribunales, me crucé en un torneo con el CEO de Química Estrella. Me preguntó si quería seguir en la Justicia. Le dije que prefería ir a un estudio y, entonces, me recomendó en Allende & Brea”, recuerda. Entró al estudio en 1996.

Socio desde 2003, está a cargo del área de Compliance & Investigations y, también, se especializa en temas de concursos y quiebras, arbitrajes y mediación. Asesora a clientes como Syngenta, MasterCard, Metlife, CLS Behring, BASF, Banco Itaú, Bind, HBO y Allianz Group. Es miembro del Internacional Insolvency Institute y la publicación especializada Chambers and Partners destaca que es recomendado por sus “habilidades técnicas, conocimiento y eficiencia”, según la opinión recogida entre clientes. También, lleva litigios por daños ambientales. 

En el aspecto personal, además, recibió un espaldarazo del golf, ya que a su actual pareja la conoció jugando. Esto implica un beneficio extra: “Los fines de semana y las vacaciones siempre nos encuentran jugando al golf. A los dos, nos gusta y nos divierte”, asegura.

A fuerza de viajes, vacaciones y torneos, tuvo la posibilidad de jugar en diferentes campos. De entre ellos, destaca: “El golf de Mar del Plata es el mejor del país y el de Olivos, el de Buenos Aires. De afuera, tuve la posibilidad de jugar en La Florida, donde se disputa The Players: el hoyo 17 es una isla. Y el mejor de todos, para mí, es en Kiawah, Carolina del Sur”.

 

Fuente: apertura.com 

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