Enorme potencial

Argentina debe consolidar su política exportadora y generar mecanismos para entender los mercados

En el marco de la jornada “A Todo Trigo”, un grupo de especialistas analizaron las crecientes posibilidades de nuestro país dentro del mercado internacional y alertaron también sobre la influencia del país asiático, el nuevo gran protagonista del comercio mundial.

Todos los analistas coinciden. Argentina ha vuelto a reposicionarse dentro del mercado mundial de trigo y tiene las condiciones para volver a ser uno de sus principales actores. Y así lo indican los números. En los dos últimos años se volvió a los niveles históricos de producción y para el ciclo que se avecina se podría alcanzar las 6 millones de hectáreas sembradas y 20 millones de toneladas cosechadas, de las cuales 14 se destinarían a la exportación. Todas cifras que significan un record absoluto para la Argentina.

“Vemos un incremento de la producción local con niveles sostenibles de rinde y un mayor saldo exportable destinado no solamente a Brasil sino también a nuevos destinos comerciales”, aseguró Gustavo López, director de la consultora Agritrend, en la primera de las charlas de “A Todo Trigo”, donde un destacado grupo de expertos analizaron las perspectivas y tendencias del comercio mundial de trigo.

Pero detrás de este buen momento para el trigo argentino, aparece también una nueva figura dentro del contexto mundial que se vislumbra como un rival directo para nuestro país. Se trata de Rusia, quien ha experimentado en los últimos años un crecimiento notable y que para la campaña 2017/2018 podría alcanzar las 40 millones de toneladas de exportaciones de trigo.

“En la actualidad, el gran competidor es Rusia y allí es dónde Argentina debería enfocarse”, aconsejó Pablo Maluenda, de la consultora INTL FCStone. Para el especialista, Rusia ha dado un gran salto en la exportación de trigo y claramente esa tendencia se va ir acrecentado en el futuro cercano. “Tiene la tierra y también el incentivo. El mercado internacional ahora mira a Rusia para ver los precios y ya no a Estados Unidos”, explicó.

El asesor de la Federación de Acopiadores, Leandro Pierbattisti, coincidió en esta mirada y agregó información sobre las ventajas comparativas de la ex Unión Soviética. “Su área de trigo aumenta cada vez más. Años atrás, Rusia solo sembraba un 30% de trigo de invierno y ahora alcanza un 55%. Además, las zonas sembradas se encuentran cercanas a los puertos”, comentó. Por otra parte, el analista aseguró que mientras muchos países se ven afectados por el recalentamiento climático, a Rusia parece favorecerle: “Ahora tienen climas más cálidos que antes no tenían y eso les da la posibilidad de extenderse en áreas que antes no estaban destinadas a la producción de granos”.

Pese a todo, Pierbattisti destacó que no todo es un lecho de rosas en el país asiático, que puede verse complicado por un esquema de retenciones móviles que ha impuesto el gobierno de Vladimir Putin. “La fuerza que tiene el trigo argentino es que no tenemos retenciones en una economía de libre mercado. Ya volvimos al mundo y ahora nuestra gran apuesta es la exportación”, agregó, con nuevos destinos que se abren como grandes posibilidades para la Argentina.

En ese sentido, Gustavo López informó que América Latina, con Brasil como figura excluyente, sigue siendo el gran receptor del trigo argentino, con el 53,1% de las exportaciones. Pero la apertura de nuevos destinos comerciales representa un cambio significativo dentro del paradigma nacional, con mercados emergentes en el norte africano (17%) o el sudeste asiático (17%). “Las posibilidades de colocación internacional para el trigo a buen precio son realmente sostenidas en el tiempo”, confirmó.

Sin embargo, Pierbattisti advirtió que dentro de estos mercados conquistados recientemente por la Argentina también surgen nuevos competidores a los que hay que tener en cuenta, como los países bálticos (Estonia, Letonia, Lituania). Mientras que también surgen sombras en América Latina, una región donde Argentina tiene ventajas comparativas, por un repliegue de Estados Unidos y Canadá hacia este mercado.

“Argentina tiene un enorme potencial, pero debe consolidar su política exportadora y generar mecanismos para entender los mercados”, sugirió Maluenda, quien propuso la creación de una asociación de productores de trigo que dedique sus fuerzas a promocionar la calidad de trigo argentino. “Necesitamos saber qué quiere el mundo, qué harina y qué producto está buscando. Con una organización de este tipo se puede incrementar la producción para los próximos 15 o 20 años”, remató.

Por último, Alex Daly, de la Asociación Latinoamericana de la Industria Molinera (ALIM), apostó por el trabajo conjunto de toda la cadena productiva para el fortalecimiento del sector “El eje principal de la cadena actual debe abarcar desde la agricultura hasta el consumidor. No es posible tener una cadena robusta, sólida, y sostenible, si uno de los eslabones está debilitado”, concluyó.

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