El BCRA juega a fondo

Como se esperaba, el BCRA aumentó la tasa de las LEBAC. En la licitación de letras de esta semana la autoridad monetaria elevó la tasa de los instrumentos a más corto plazo al 24,25%, llevándola al mismo nivel en el que operan en el mercado secundario. Si bien el resultado de las operaciones tuvo un saldo neto expansivo ($53.361 millones, sobre un total de vencimientos de $382.748 millones –49% del total de letras en circulación–), se espera que parte de los pesos excedentes en poder los bancos sean absorbidos vía pases. El incremento en la tasa de las LEBAC (que formalmente no es la tasa de referencia pero continúa siéndolo en los hechos debido al importante stock en circulación) era previsible dado el comportamiento del BCRA en las últimas semanas, una desinflación que no avanza al ritmo previsto por la entidad y unas expectativas aún desancladas.

 

La suba de las LEBAC fue el último paso de un endurecimiento monetario “en cuotas”. El primer paso lo dio el BCRA al comenzar a intervenir en el mercado secundario de LEBAC  sobre  finales  del  mes  pasado, llevando  la  tasa  de  interés  de  22,54%  a 24,26%. El segundo paso lo dio la semana pasada al elevar la tasa de referencia (el centro del corredor de pases a 7 días) de 24,75% a 26,25%. Ello dejó la tasa de pases pasivos bien arbitrada (neta de Ingresos Brutos que es la que efectivamente perciben los bancos por prestarle dinero al Central). El tercer y último paso fue el mencionado incremento en la tasa de corte de las LEBAC en el mercado primario. Desde hace varias semanas que el BCRA mostraba preocupación por la dinámica de los precios minoristas y refrendaba públicamente su compromiso con la meta de inflación (12-17% anual a diciembre). El endurecimiento de la política monetaria ratifica con hechos su voluntad de cumplir con el objetivo, aún cuando ello pueda traer costos en un año electoral.

 

El sistema debería acusar recibo de esta movida. El incremento en las tasas que controla el BCRA debería traducirse en un mayor costo del crédito, lo que debilitaría la demanda de crédito (en pesos hoy se observa un leve repunte), afectando sobre todo a las empresas. Esta contracción monetaria podría quitarle algo de oxígeno a una recuperación que viene lenta. En efecto, el propio BCRA estima que el PBI se expandió 0,7% trimestral (sin estacionalidad) en los primeros tres meses del año, en línea con cálculos propios (nuestro Nowcast arroja una expansión de 0,6% con datos a febrero). Esta proyección está por debajo de las expectativas del mercado (1,1% según el REM). Para tener una idea de las implicancias, si se confirma la estimación del BCRA el PBI debería expandirse a un promedio de 1,46% trimestral (6% anualizado)    para    alcanzar    el    2,8%    que proyectan  los  analistas,  o  1,92%  trimestral (7,9% anualizado) para llegar al 3,5% que estableció el gobierno en el Presupuesto 2017. Todo un desafío, aunque desde el BCRA minimizan el impacto recesivo del endurecimiento monetario y maximizan el efecto de la desinflación. ¿Lograrán que una política monetaria contractiva sea (a corto plazo) expansiva?

Entre suba y suba el BCRA anunció que perseguirá un objetivo de reservas internacionales. Con la intención de ayudar al país a conseguir la categoría de “investment grade”, la entidad buscará incrementar el stock de reservas del 10% al 15% del PBI, por lo que debería acumular unos USD 25.000 millones. A pesar de que la institución expresó que la medida no tiene que ver con el tipo de cambio, es esperable que tenga incidencia en el mismo. Sobre todo porque no se dieron demasiadas precisiones respecto a los plazos (1 a 2 años) ni a la instrumentación (habrá compras cuando aparezca una oportunidad “conveniente”), lo que seguramente le dará mayor volatilidad a la cotización. Tal vez este nuevo objetivo sea una forma indirecta de ponerle un piso a un tipo de cambio criticado desde casi todos los sectores productivos. En efecto, el mero anuncio provocó un aumento del dólar, que tal vez se desinfle en las próximas ruedas si el BCRA no respalda sus palabras con acciones concretas. Acaso más importante, el nuevo objetivo de la entidad implica adoptar el régimen de metas de inflación en su versión latinoamericana, en el cual el banco central se preocupa por los precios pero también administra el tipo de cambio (indirectamente en la “variante local”). Habrá que monitorear de cerca las acciones del BCRA para ver si este nuevo objetivo no termina generando cortocircuitos con el interés principal del gobierno, que es bajar la inflación.

 

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