Con el cuchillo entre los dientes

Según un informe provisto por la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica y Afines de Rosario – AEHGAR -, el sector gastronómico tiene una carga tributaria que ronda el 40%. Si bien las cifras se mantienen desde el 2014, preocupan al sector debido a una merma en la cantidad de comensales que visitan las instalaciones sumado a la falta de regulación ante un crecimiento desmedido de la competencia. Carlos Mellano, Vicepresidente de la asociación, dialogó con ON24.

Con el objetivo de evaluar en profundidad la carga tributaria global argentina que recae sobre la actividad de restaurantes y hoteles, a partir de un análisis de la legislación vigente en los tres niveles de Gobierno, el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) elaboró, a solicitud de FEHGRA, un estudio integral. Según Mellano, vicepresidente de AEHGAR, Al haber un desequilibrio entre el poder adquisitivo de las personas y la oferta, dónde los impuestos se encuentran alrededor de un 40%, la foto de la actualidad es que se ha caído la demanda.

En el caso de los restaurantes, se observa que aproximadamente un 38% del precio que paga el consumidor se origina en impuestos nacionales, provinciales y municipales, porcentajes solo marginalmente inferiores a los obtenidos para el rubro hotelería. Sumado a los procesos inflacionarios, la ganancia del sector se ve limitada y recae sobre el bolsillo del comensal.  “Nosotros somos formadores de precios que vienen ya a veces aumentados; no se puede reaccionar rápidamente porque la gente no recupera su poder adquisitivo en esta rueda y ahí se pierde mucho cuando los precios aumentan. Antes de recomponer los precios, vuelven a aumentar. Aún así, valores internacionales en la ciudad con 4 o 6 dólares todavía se come”.

El informe indica que el principal componente del costo impositivo lo constituyen los aportes y contribuciones al régimen de seguridad social, con porcentajes que se ubican entre el 42% y el 52% del total, seguido por el impuesto a las ganancias y el impuesto a los ingresos brutos, que registran participaciones similares en torno al 20% cada uno. Los impuestos inmobiliarios muestran una importancia en torno al 12% del costo impositivo total. Finalmente, con un porcentaje del 4% cada uno, se ubican los impuestos municipales, el impuesto al cheque y la sobretasa a la distribución de utilidades.

La carga tributaria puede variar según la localidad en que esté emplazado el establecimiento y su tamaño. Desde AEHGAR aseguran que en Rosario lo que más preocupa al sector es la cantidad de ofertas que hubo en la ciudad; “idiológicamente uno tiene la convicción que el mercado tiene que ser libre, pero nuestra actividad no tiene ninguna regulación, ninguna barrera para que la jerarquice y esto es necesario sobre todo para aquellos que quieran arrancar un negocio sepan si existe una saturación o no del mercado en determinadas zonas”.

En conclusión el reporte indica que el sector está padeciendo la mayor presión tributaria de la historia, habiéndose superado los límites en materia de costo impositivo. A su vez se hace imposible cumplir con las múltiples obligaciones de tipo formal, a pesar de haberse incrementado el personal con su consecuente costo administrativo, situación que no todas las PYMES del sector pueden afrontar. “Hay un mensaje claro de todos los presidentes que es bajar la carga impositiva, eso es un reclamo de la sociedad en su conjunto. Ya sea los trabajadores con sus impuestos a las  ganancias, los comerciantes en general con toda la matriz que se ha armado, etcétera. Actualmente la inflación es  un impuesto que líquida a cualquier actividad”, concluyó Mellano.

 

Esteban Mravicich Tognetti

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