Quieren reeditar un clásico rural

De la mano del emprendedor Carlos Ptaschne, llega la idea de revivir un clásico que invita a dejarse invadir por la nostalgia: el Rastrojero. En la mañana radial de Fisherton CNN, contó algunos pormenores de su proyecto. El nuevo modelo funcionará con un motor eléctrico y batería de litio, tendrá una autonomía de 450 kilómetros y se venderá por un valor de alrededor de 28 mil dólares.

“Hay una decisión muy grande detrás de un vehículo así –comentó-. El pequeño productor agrícola no tiene vehículo para poder movilizarse diariamente”. Según dijo, la meta del proyecto es lograr un medio de transporte económico, el cual contribuya al medio ambiente sin emisiones contaminantes. “El costo de mantenimiento será de cerca de un 20% de lo que vale el de una pick up diesel”, subrayó. Por otra parte, también busca estar en consonancia con lo que considera que será el nuevo paradigma energético: “la motorización eléctrica pasará a ser algo habitual el día de mañana”.

En cuanto al establecimiento de la fábrica, Ptaschne considera que “Rosario tiene todas las condiciones para emplazar la línea de montaje”; todos los posibles proveedores estarían ubicados a corta distancia. Sin embargo, remarcó que la construcción debería efectuarse desde cero, dado que se requiere un largo tiempo de diseño para las instalaciones de bajo impacto ecológico. “Empezar a levantarla nos llevará al menos dos años”, explicó.

La metodología de trabajo será la producción en serie, comenzando por un modelo básico que luego puede ir mutando según las necesidades de los usuarios. La estética que se espera es la tradicional, sin mayores modificaciones, potenciando el valor nostálgico del modelo. “Todos los argentinos tenemos una historia con un Rastrojero”, aseguró. Más tarde agregó a modo anecdótico: “Mis primeras armas manejando fueron con los 1978, así que imaginen el amor y la nostalgia que les tengo”.


Historia

El Rastrojero original fue diseñado por Raúl Gómez y Félix Santiago Sanguinetti, en 1952. Fue producido en serie por la Fábrica de Automóviles del I.A.M.E, hasta 1979.

Su nombre deriva de su propósito inicial, el de marchar sobre el rastrojo del campo. Desde el primer año de fabricación hasta 1954 se utilizaron motores a gasolina de la Willys-Overland provenientes de tractores. Luego, con la producción masiva, se empleó un Borgward diésel de cuatro cilindros, de inyección indirecta, con calentamiento de bujías.

El 22 de mayo de 1979, se suspendió la producción por disposición del gobierno militar. Otras empresas intentaron tomar la posta, pero ya sin el mismo éxito.

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