Hay que cuidar a los productores del NOA y NEA

El análisis del área sembrada con soja en el Noroeste y Noreste Argentino en los últimos quince años amerita algunas reflexiones sobre las dificultades que afrontan los productores de esa zona para sostener y apuntalar sus explotaciones agrícolas. Cuando hablamos del NOA Y NEA Argentino en el presente informe, nos referimos a la realidad productiva del cultivo de soja en las provincias de Chaco, Formosa, Jujuy, Salta, Santiago del Estero y Tucumán. 

Como puede observarse en el cuadro N°1, en la campaña 1998/1999 el área total sembrada con soja en la República Argentina ascendía a 8,4 millones de hectáreas, del cual el 11% de la misma correspondía al Noroeste y Noreste argentino con un total de 914.900 hectáreas. Si analizamos la evolución histórica de la siembra, quince años después -en el ciclo 2012/2013 (última información disponible por el MINAGRI)- el área sembrada nacional llegaba a 20 millones de hectáreas, registrando un aumento del 139% en el período. Lo interesante es que el área sembrada con soja en el NOA Y NEA creció más que el total nacional en estos últimos quince años. Registró un incremento en términos relativos del 170% contra el 139% que evidencia el total nacional. En efecto, el Norte pasó de sembrar 914.900 hectáreas en el ciclo 98/99 a 2.473.420 hectáreas en el 2012/2013.

 

 

Si computamos el aumento del área sembrada desde la campaña 2001/2002 (luego de la crisis económica del 2011 y la fuerte devaluación de la moneda nacional) hasta la actualidad, observaremos que Argentina incorporó más de 8 millones de hectáreas a la producción de poroto de soja, colaborando el NOA-NEA con 637.000 hectáreas. En cuatro años, desde el 1999 al año 2002, el NOA duplicó el área sembrada con este cultivo.

Pero un dato que resulta llamativo y preocupante es la caída en términos porcentuales del área sembrada del NOA y NEA respecto del total nacional. Se trata de un proceso evolutivo que se viene verificando en los últimos años. Como expresáramos anteriormente, en la campaña 1998/1999 el norte geográfico tenía una participación del 11% sobre el área total. Esa participación fue creciendo hasta llegar al 16% durante los años 2003 y 2004 por el efecto combinado de la fuerte devaluación del peso, la mejora en la rentabilidad del cultivo y los paulatinos aumentos en los precios internacionales de los granos. En aquellos años, numerosos campos de Santiago del Estero, Chaco, Salta y Tucumán fueron puestos en actividad y la agricultura desplazó a la ganadería en numerosas áreas geográficas del Norte.

Pero a partir de la campaña 2004/2005, la participación del NOA-NEA en el total nacional tiende a decrecer paulatinamente, ubicándose en el 12% en el último ciclo 2012/2013. Esta cifra es muy similar a la participación que tenía el norte argentino en área total nacional hace 15 años atrás: 11%.

La caída podría estar evidenciando el efecto de algún desaliento en la siembra del cultivo en algunas zonas (Caso comprobado por GEA en Las Lajitas en Salta), producto del aumento en los costos de implantación en dólares, la menor rentabilidad de las explotaciones y el fuerte peso que tiene el flete largo en los costos de comercialización, ya que trasladar la producción en camión a la zona del Gran Rosario a una distancia de 900 kilómetros sale $ 442,58 la tonelada. Este valor equivale a 54 U$S la tonelada al tipo de cambio oficial. Transportar una tonelada de soja en un buque granelero desde el Gran Rosario a China es más barato: sale 48 U$S la tonelada. Estos costos elevadísimos son los que afronta el productor en esta zona. El flete elevado también tiene su incidencia negativa sobre el precio de los insumos que utiliza el productor. La rehabilitación del Ferrocarril Belgrano Cargas es decisiva para el futuro de la economía del NOA-NEA.

Pero al margen de estos factores, el desaliento en la siembra en el norte argentino lo genera el fuerte impacto que tiene la variable climática en la rentabilidad del negocio, ya que produce bajas de gran consideración en los rindes y en muchas áreas ni siquiera se puede cosechar por la seca. Lo sucedido en las últimas tres campañas lo muestra con absoluta claridad. El resultado final de la campaña 2012/2013 fue pésimo en el norte por la falta de precipitaciones pluviales. Idénticos resultados negativos se habían registrado el año anterior. Según informara “Guía Estratégica para el Agro GEA-BCR”, en la 2012/2013 se esperaba que las provincias de Salta, Tucumán, Santiago del Estero y Chaco -en conjunto- pudieran llegar a alcanzar un aceptable rinde promedio por encima de los 22 qq/ha. Por la falta de lluvias, el rinde medio osciló en 13,8 qq/ha. La disminución en la producción de dichas provincias obedeció también al aumento del área no cosechada, la cual se estimó en 450 mil hectáreas perdidas. En la campaña 2012/13, las seis provincias sumadas del NOA-NEA cosecharon 2,8 millones toneladas de soja, en tanto que en el anterior ciclo la producción había sido de 2,2 millones. Estos valores estuvieron muy por debajo de los 6,6 millones toneladas de soja que se habían recogido en la temporada 2010/11.

Como muestra de la gran variabilidad en los rindes y la producción que tiene el NOA por el clima, veamos lo sucedido en el corriente año. Afortunadamente, los resultados en esta campaña han sido aceptables. Según el informe de GEA-BCR del 22 de abril del corriente año, se estima que las provincias de Salta, Tucumán, Santiago del Estero y Chaco -en conjunto- habrían sembrado 2,13 millones de hectáreas con un rinde promedio de 25,5 qq/ha. Esto implica una producción conjunta de 5,4 millones de toneladas, muy por encima de las 2,8 millones de toneladas producidas en el 2012/2013. Incluso, el rinde promedio en Santiago del Estero este año habría registrado los 28 quintales en promedio, mientras que en Chaco estaría en 27 qq/ha.

Esta fuerte variabilidad en los rindes y la producción es un aspecto que marca la gran vulnerabilidad del agro en el norte argentino. Dos campañas sucesivas con malos números por efectos climáticos son suficientes para generar graves problemas en las economías regionales, endeudamiento del productor y desaliento para volver a sembrar. Como puede inferirse en el cuadro, el área total sembrada del 2012/2013 en el NOA Y NEA se ha reducido unas 200.000 hectáreas respecto del record registrado en el ciclo 2010/2011. En ese año record, se sembraron 2.673.000 hectáreas. En el 2012/2013 se registraron 2.473.000. La caída -en términos porcentuales- es de algo más del 7%.

Por otra parte, la realidad individual de las provincias que la componen marca otro factor preocupante: cinco provincias de las seis (con excepción de Santiago del Estero) no han podido recuperar en el 2012/2013 sus propios records de áreas sembradas registrados en años anteriores. Chaco sembró en el 2012/2013 unas 220.000 hectáreas menos que su record, Salta 43.000 y Tucumán 93 mil hectáreas menos. Esperemos que esta menor intención de siembra no se profundice ni se consolide en los próximos años. De todos modos, hay que atender la realidad del productor del norte, ya que sus dificultades son evidentes y reales.

 

Autores: Julio Calzada – Cristian Russo – BCR

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