El 84% de los cultivos necesita de las abejas

La desaparición abrupta de miles de abejas de las colmenas -a causa, especialmente, de plagas como la Varroa- no sólo supone una amenaza para la especie: según datos de la FAO, polinizan uno de cada tres bocados de la comida que ingerimos.

El 84 por ciento de los cultivos para consumo humano necesita de las abejas y otros insectos para su polinización, proceso que si se ve afectado tiene consecuencias en la calidad y cantidad de alimentos como las frutas, los frutos secos, las hortalizas o los forrajes, además de las semillas, recuerda la organización internacional.

De ahí que la preocupación trascienda a los apicultores, y agricultores, investigadores, organizaciones privadas y entidades públicas se unan en la búsqueda de soluciones a un problema, el de la salud de las abejas melíferas, que puede tener consecuencias tanto para los ecosistemas como para la producción de alimentos.

Iniciativas como la “Honey Bee Health Coalition” (Coalición para la salud de las abejas melíferas) reúne a más de 40 organizaciones del mundo de la alimentación y la agricultura, gobiernos y entidades conservacionistas para buscar soluciones a través del desarrollo de tecnologías, monitorización de colmenas o el control de plagas.

“Las amenazas a las abejas melíferas son parásitos como la Varroa, la falta de nutrición (no encuentran suficiente alimento) y los pesticidas (tanto los aplicados por los propios apicultores para combatir sus plagas como los que están en las plantas y ellas mismas transportan a las colmenas)”, ha indicado a Efeagro el entomólogo de la Universidad de Maryland (EEUU), Dennis vanEngelsdorp.

Como explican desde The Keyston Center, la organización sin ánimo de lucro impulsora de la “Honey Bee Health Coalition”, el objetivo es conseguir poblaciones de abejas melíferas sanas en un contexto de sistemas agrícolas productivos y ecosistemas prósperos.

Para ello, pone el foco en el forraje y la nutrición (capaz de proporcionar alimento a las abejas), el manejo de las colmenas y de las plagas en los cultivos y la divulgación y la educación en la materia.

“Cuando comprendamos cuánto estamos conectados con estos valiosos insectos, nos convenceremos de lo que podemos hacer como administradores de la tierra y de nuestros entornos locales y personales”, resalta a Efeagro el responsable de salud de las abejas (Bee Health Lead) de Monsanto, Gerald W. Hayes Jr.

Para VanEngelsdorp, afrontar este problema incluye también el compromiso individual y colectivo de aumentar “las zonas de prados con flores” frente a prados segados o zonas de césped segado.

“Las abejas y otros tipos de polinizadores necesitan flores que les sirvan de alimento -diverso y abundante- con su néctar y polen. Y como comprender el problema es el primer paso, uno importante sería utilizar zonas no agrícolas” para desarrollar paisajes capaces de alimentarlas con plantas de gran calidad; “necesitamos de ellos para proteger la alimentación y la biodiversidad”, señala Hayes Jr.

Iniciativas como “Honey Bee Health Coalition”, PAm (Apis.m) o Honey Bee Advisory Council, en las que participa Monsanto, buscan soluciones sostenibles a esta cuestión con el fin de garantizar la producción de alimentos para una población creciente.

Gobiernos, centros de investigación, empresas públicas y privadas, apicultores, agricultores e industrias promueven por ello la transferencia tecnológica, la investigación y el desarrollo de productos capaces de controlar las plagas (como los relacionados con el ARN de interferencia que permite el control de la expresión de un gen de la Varroa), salvaguardando la salud de los polinizadores.

“Somos afortunados de que un pequeño insecto haya movilizado al mundo”, señala Hayes Jr.

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